martes, 22 de septiembre de 2009

Solista

En verdad. A la mitad. Me caigo. Se ahoga, grita, estira las manos y solo el pulgar logra salir de las baldosas. Se resbala. Grita.Nadie puede. Se va cayendo y no flota. Se acerca, pide sin pedir. No puedo sostenerme. Se me duerme el pulgar. Intento morder el suyo. Paralelismo. En el mismo lugar pero lejos. Cerca. Mientras las escaleras van despertando,los escalones y su indiferencia. No me mira. Nos miramos. Las lunas están bloqueadas. Previamente fui bajando, sus ojos iban cojeando,y se arrastraba su deseo. Trababa la puerta, no sabía nada. Pensaba que había dañado todo. Maldecía. Sentía culpabilidad. Me merecía todo eso y más. Yo fui el primero sin poder rescatarle. Sus músculos se desgarraron hace un tanto, yo quise sujetarle y cobrarle todas sus inquisiciones. Le miré. Sostuve la respiración y me precipité por debajo de sus letanías. Esquivó mis hombros de acero. Recogió sus cosas. Se marchó. Le hice mil preguntas a mitad de camino mientras despertaba caminando. Respiraba su propio aroma,reía y me caía. Me caí.

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