martes, 8 de noviembre de 2011

Deudas,

Tengo miedo. La verdad es que tengo miedo a haber fallado. Tengo miedo a seguir y esforzarme. Tengo miedo a no tener la suerte que tengo. Tengo miedo a hacer cosas diferentes y sobresalir. Prefiero ir con la cabeza baja, sin que nadie se de cuenta que no me importa nada de lo que hago. Mañana voy a atreverme a más, a pesar de no saber si es que importará o no.

Sin embargo, encuentro aliciente a mis dudas en su sonrisa. Ella habla, respira y yo tengo espasmos. Se queda pensando, se calla y me muero por dentro. Vuelve a hablar e ilumina mi mundo. Frases sutiles. Las mejores que nadie encontro.


Tengo miedo. Todo esto es más extraño de lo normal. Desde que no estás, tengo miedo a aventurarme, tengo miedo a dar un paso de más. Me has estancado. Te hecho la culpa a ti.









Porque la mía, ya la pagué.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Sin título, para ti.

Esta entrada debi ponerla en mi otro blog, pero resulta que se me ha perdido y he olvidado la cuenta. En fin. Así de patético soy.

Me he dado cuenta que, por más que lo intenté, no consigo sacarla de mi mente. No puedo. No sé que demonios pasa conmigo. A veces parece que lo logro, pero es como una enfermedad. Una extraña equizofrenia que no me frena. Quisiera llegar a las 3 de la mañana y dejar de pensar en ella, pero es precisamente el pensar en ella lo que me distrae de mis miedos. Cuando todo esta oscuro y siento que se avecina algo que me asuste, pienso en ella, se va todo y solo queda la nostalgia y el ansía de volverla a ver. De, por una vez, besarla sin que ella trate de besarme a mí, de dar el primer paso y no darle importancia a su resistencia.

Me he convencido de que me he enamorado una docena de veces. No me enamoro, y no es por falta de ganas. Es porque ella aparece y arruina mi corazón, aunque de paso arregla mi vida. La necesito, pero me desespera necesitarla. Más que necesitarla me desespera no poder decirselo, no poder decirle cuanto la extraño y quedarme en silencio hasta que se precipite a por mí.
Quiero gritarselo.

No es que te siga queriendo, pero te quiero, no es que te quiera de nuevo junto a mí, aunque lo quiero. No es que siga obsesionado, aunque lo estoy. Pero me conformaría con tener algo de ti, de vez en cuando, ni si quiera un beso, o una caricia. Sería reconfortante tenerte de la mano, y dejarme imaginar que todo había sido un mal sueño, que estas ahí y que no importa mañana, porque estamos los dos.


Que el amor bastó y mi voz cedió.