miércoles, 13 de marzo de 2019

Llegar

¿Quién te hizo de esta manera?
¿Quién te volvió una droga?

Me sometes, no me das nada.
Te lo llevas todo.

Contigo no quiero ser feliz
Contigo quiero decir siempre contigo.

No das nada.
Te lo llevas todo.

Y me gusta,
porque necesito dartelo todo.

Necesito que estés recostada
Y sentirme como Forrest Gump.

Toda la vida,
toda nuestra maldita vida.

A pesar de todo. Siempre.
A pesar de todo.

Y me odio.
Porque soy adicto al dolor.

Adicto a lo terrible de tu ternura.
Maldita ternura.

lunes, 18 de septiembre de 2017

Ven

Hoy quiero amanecer escribiendo,
y que pasen la horas, y que llegue la tarde para verte.
Hoy quiero amanecer escribiendo,
y que mi cuerpo no se agite por la espera, sin saber donde entrar o a adonde huir.
Quiero amanecer escribiendo,
nos hundiremos al crépusculo, uno en el otro, yo más que tú.

El sol por la tarde se alojará en el mar,
mientras voy embistiendo tus entrañas.
Que llegue la tarde y mi cuerpo se acostumbre a tus latidos.
Que me mientas, que me digas te quiero.
Quiero que nada tenga sentido,que seamos uno
nos hundiremos, en secreto, nos devaneceremos.

viernes, 6 de noviembre de 2015

Denso

Ver tu nombre escrito y dudar,
tener el camino hacia ti en la memoria.

No saber a quien escribir,
si es a ti o a ella.

Si descanso, si no está,
pero cuando está no sonrío. Esquivo.

La duda, la sospecha y atravesar su oscuridad.
Temer hundirme, cuando ya estoy hundido.

Prometer soluciones entre barrotes.
Descuadrar y alinearme. La necesidad del caos.

Si me repito, siempre me repito ,
No quiero cotar la forma y la cordura.

Se ve todo a través.
Un beso. Nada más.

La mentira y la verdad. No sé a quien escribir.
Si es a ti o a ella o a ella.

Redundar en mi visceral ineptitud.
Destrozar la niebla.

Hacer algo al respecto y correr,
correr hacia ti.

Y rezar...rezarte.
Porque ahí dónde estás, yo ya no estoy.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Cultura

Cuando estas en un partido, deseas todos los resultados que te den puntos. Un empate o un triunfo. Nunca una derrota.
Yo soy raro. Me aterra el empate.
Me explico.

Empatar es un limbo. Es no tener certezas de si lo estas haciendo bien, como cuando ganas, o si lo estas haciendo mal, como cuando pierdes. Claro que puedes ganar o perder y a la vez jugar bien o mal. Pero empatar te deja sin sabor en la boca. Pudiste haber tenido más. Pero también pudiste haber conseguido menos.

A todo esto hay tres tipos de empate. Existen los empates gloriosos, pero no por glorioso son agradables ya que te dejan queriendo más. Esos empates son los que logras después de ir perdiendo en el marcador. Los consigues siempre sufriendo, ya que mientras estas perdiendo hay una certeza. El contrario esta haciendo algo mejor que tú. Y lo logras. Empatas. No importa la forma, importa que equiparaste fuerza y te da esperanza. Esa esperanza es la que te mata al final del partido, pero durante te sirve de respirador artificial.

El segundo tipo de empate es el del cero a cero. Este empate pasa desapercibido. Este empate es el más insípido. Este empate hubiera dado lo mismo jugarlo o no. Es un empate silencioso, taciturno, aburrido. Durante puedes estar convencido de que lo lograrás, o preocupado por que pueden llegar en cualquier momento. Pero al final dices en fin. Ofuscado, habiendo perdido tu tiempo.

El tercer empate es el más cruel. Es el empate de la falsa victoria. Vas ganando, crees que lo has hecho todo bien. Reboleas, canchereas, te confías. Te gustas a ti mismo. Luego llega, puede ser en el último minuto. Hasta en el descuento. Y ya no quieres saber nada. Te sientes destrozado. Sientes que lo estabas haciendo todo bien y no sabes que pasó. No quieres seguir jugando, pasas el partido con miedo. Solo quieres llegar a casa. Solo quieres quedarte sin hacer nada.

Y te vas...

viernes, 21 de diciembre de 2012

Paralizado

Poder ser como el perder. Poder comprender todos los aspectos eternos. Empozado en la nostalgia. Perder y despojarse de las mentiras. A mí me enseñaron a no repetir las palabras. Pero es mejor perder las repeticiones. Complementar tus entrañas. Ese olor, esa ternura, esa desfachatez. Injustificar, poder perder mis sesos, poder perder mis consecuencias.
Los merecimientos no entienden de palidecer, de ser el mejor. Llegar siempre adelante y sobrellevar las cosas que caen, que deben y lo saben. Escribir y tener un diario, o quizás un solitario desenlace. A veces tener un punto de sesgo, dejar solo opciones, y haber querido demás. Yo tengo mucho me amor, que quieres que haga, yo tengo mucho amor, y a veces no cabe en todos los agujeros.

martes, 8 de noviembre de 2011

Deudas,

Tengo miedo. La verdad es que tengo miedo a haber fallado. Tengo miedo a seguir y esforzarme. Tengo miedo a no tener la suerte que tengo. Tengo miedo a hacer cosas diferentes y sobresalir. Prefiero ir con la cabeza baja, sin que nadie se de cuenta que no me importa nada de lo que hago. Mañana voy a atreverme a más, a pesar de no saber si es que importará o no.

Sin embargo, encuentro aliciente a mis dudas en su sonrisa. Ella habla, respira y yo tengo espasmos. Se queda pensando, se calla y me muero por dentro. Vuelve a hablar e ilumina mi mundo. Frases sutiles. Las mejores que nadie encontro.


Tengo miedo. Todo esto es más extraño de lo normal. Desde que no estás, tengo miedo a aventurarme, tengo miedo a dar un paso de más. Me has estancado. Te hecho la culpa a ti.









Porque la mía, ya la pagué.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Sin título, para ti.

Esta entrada debi ponerla en mi otro blog, pero resulta que se me ha perdido y he olvidado la cuenta. En fin. Así de patético soy.

Me he dado cuenta que, por más que lo intenté, no consigo sacarla de mi mente. No puedo. No sé que demonios pasa conmigo. A veces parece que lo logro, pero es como una enfermedad. Una extraña equizofrenia que no me frena. Quisiera llegar a las 3 de la mañana y dejar de pensar en ella, pero es precisamente el pensar en ella lo que me distrae de mis miedos. Cuando todo esta oscuro y siento que se avecina algo que me asuste, pienso en ella, se va todo y solo queda la nostalgia y el ansía de volverla a ver. De, por una vez, besarla sin que ella trate de besarme a mí, de dar el primer paso y no darle importancia a su resistencia.

Me he convencido de que me he enamorado una docena de veces. No me enamoro, y no es por falta de ganas. Es porque ella aparece y arruina mi corazón, aunque de paso arregla mi vida. La necesito, pero me desespera necesitarla. Más que necesitarla me desespera no poder decirselo, no poder decirle cuanto la extraño y quedarme en silencio hasta que se precipite a por mí.
Quiero gritarselo.

No es que te siga queriendo, pero te quiero, no es que te quiera de nuevo junto a mí, aunque lo quiero. No es que siga obsesionado, aunque lo estoy. Pero me conformaría con tener algo de ti, de vez en cuando, ni si quiera un beso, o una caricia. Sería reconfortante tenerte de la mano, y dejarme imaginar que todo había sido un mal sueño, que estas ahí y que no importa mañana, porque estamos los dos.


Que el amor bastó y mi voz cedió.