lunes, 22 de febrero de 2010

Saludos.

Quiero pero no quiero estar. Estoy a punto de llorar. Mi corazón se está pudriendo. Fui demasiado, demasiado a prisa. Solo me mentí y cerré los ojos. Debí haberme hundido en el mar. Extraño el mar. Extraño tocar la espuma. Extraño hundirme en la arena y que el sol me queme la espalda.
Lo vi todo. Una semana. Mierda. Una semana. No digo que no. Pero una puta semana. Una sola semana. Tres días. La resaca. Ya estoy llegando. Me vengo y me voy. En la tregua.
No hay descanso. Pero el descanso solo pudo reflejar la influencia de mi dolor. Y parece que el arte viene acompañado del sentir. Hablando al respecto. No puedo calmarme, necesito algo que me acelere el corazón. Gente, gente. Mi piel y me caí.
Es una trampa. Yo jamás existí. No hubo nada. Nada.
NADA. ABSOLUTAMENTE NADA. NO HAY NADA.
Que alguien tire paja, que me quiero morir.

Ayer

Sé que no soy firme. Sé que no sabes lo que hice. Sé que no soy yo quien te quita el sueño. Sé que no lo podre soportar por mucho tiempo. Sé que no puedo evitar esos silencios. Sé que jamás daré el primer paso. Sé que me aburro con facilidad. Sé que estoy perdido. Sé que me consumiré. Sé que voy a hundirme.

Húndeme. Su imagen me disfrazará.

Cubierto de su hedor. De su sangre. Deseo convertirme en uno más. Quiero tenerte.

No quiero migajas. No quiero caricias. No quiero besos. No quiero tocarte. Quiero que me quieras, ser el único. Ser el único.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Mal sentido.

Mi corazón se fue deteneindo, a medida que me alimentaba de los retazos de miedo. Escondí en el rincón murmullos, susurros, en donde poder confesar lo inhumano.
Lo imperdonable.
Yo soy producto de la basura de mi alma. En una flecha dirigigda, roja, aeródinamica, en donde los segundos puedan evaporarse, donde el Apocalipsis pueda concentrarse y cantarse a mil voces. Pero me agité, mi corazó comenzó a detenerse. Me estoy muriendo.
Esas manos, esa protuberancia, y yo que me hundí en el color. La noche vacía, no resta nada, no asume nada, esconde y perdona.
Deseoso, ahora ya solo veo la parte de atrás. No estan mis manos, me manché muy pronto.
Una salida, sin saber que débil, que temible, que malévolo e inexorable.
A segundos, ya se esta poniendo todo oscuro, deseo ser una escobilla, arrodillarme, caerme a pedazos, cantar y morir, callar.
Estoy engrampado a este agujero, garabateado, ya no brillo ni tengo de donde azirme. Una última sonrisa, el aliento de mi esperanza. Nadie más mentirá, ni joderá, ni caerá. La sangre, la desilusión, los millones de monedas y una despedida larga, sobre ruedas y costumbres.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Encima.

Extirparme esta puta sensación de ausencia. Estoy pero no estoy. Escribo si es que me siento destartalado. De madrugada me vuelve un hombre adicto, instintivo. Ya ni recuerdo. Solo sé que no tengo que bajar la guardia. Ilusiones e imágenes. Nada ha cambiado. Todo solo está rotando lentamente. Ningún tono. Solo anuncios y mercado. No ser tan cerrado. No anticiparse. Solo apuñalar almohadas y gritar las mierdas y las maldiciones que deseo compartir. Soy lo que no fui jamás. Soy la ira y el pensamiento nauseabundo.
Tengo tiempo para quedarme ciego, y seguir temiendo a la oscuridad. Es mi alma de pecador, después de tantas sesiones de masturbación. Y ya no puedo separar los días de las noches, si es que el final se acerca, jamás he pecado tanto. A pesar de haber amado y creído en la divinidad. Creo en la divinidad, pero mi falta de respeto a llegado a límites insultantes. La inteligencia del poder. Destriparme, extirparme la carencia, las ganas de vomitar y de cerrar mis manos sobre algun cuello. Aplastar, matar, cercenar,coagular. Rugir.Soñar y lastimar. Que duela.