jueves, 30 de junio de 2011

Sabes.

Es fácil contorsionarse, es difícil distorsionarse.
Yo te conocí alegre, divina, pero cambiaste.
Tu entorno se torno cerrado, retórico. Estaba abrumado por la mentira.
Y tu corrías cabizbaja, queriendo ceder al grande. Pero se detuvo.
Solo había sensaciones vespertinas, criterios que olvidabas tomar en cuenta.
Quedaron minutos, sin miedo, poder tener una responsabilidad.
Supera a todo mi miedo, el de saber cuando estarás lista.
Cupos en el descuento, no sabes de que conozco, no sabes lo que necesito.
Lo veo todo, si no me ves es porque no prestas atención.
No me buscas, como yo, en la nada, no me ves en las lunas, en las estrellas.
Yo soy el cielo, musa hermosa, tilitante, yo soy el infinito.
Búscame que me deshielo, soy el crepúsculo, palpitante, reluciente.
No sabes que me quedaré aquí, para siempre, escribiendote a gotero.
Si mi piel condujera el tiempo, a través de mí los segundos, te quedarías para siempre.

Eterna.

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