domingo, 28 de marzo de 2010

Es.

La tristeza de mis ojos,
la autocompasión.
La lucha que quiero librar,
las dudas sumergidas en limón.
Crudo amanecer.
Todo seco.
Al parecer, a conformarse.
Jamás.
No sé. No debería.
Por pensar así.
Siempre pensé así.
No sé si debí.
De nuevo. Vale una vez.
Una vez. Sí.
Quiero salir.
No me importa.
Poder, soledad,
dejar que los gritos se escuchen.
La cruz de su aburrimiento
es el estigma de mi arrepentimiento.
O será misericordia
o será otra cosa.
Todo menos eso.
De hecho, estoy pensando en eso.

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