jueves, 1 de octubre de 2009

Sus ojos.

Me gusta como se pieden sus ojos, y su mirada me ilumina con su luz redentora. Los pasos que di para seguirla de lejos dieron resultado. Me voy acercando y su sonrisa tonta me llena de alegría.
Le estuve pensando, me desperté pensando que lo había logrado, pensé que podía abrazarle sin preocupaciones, pensé que había ganado la carrera. Sin embargo le veo y advierto cierto aire ajeno en su sentir.
De pronto tuve miedo.Comenzó la resignación y el caos.No quería ver más. Su sonrisa ya no era tonta, era avida de deseo. Perecí.

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